domingo, agosto 03, 2014

Ay marica!

La vida siguió. No es que yo esperase que se detuviera el movimiento de rotación, pero al menos pensaba que algo cambiaría con tu despiadada acción. 
Mas no, nada cambió. Aun no se termina de construir la rotonda cercana a mi casa y las corrientes marinas no cambiaron sus direcciones. Los mentirosos de siempre siguieron siendo los mentirosos de siempre, y los brazos de algodón siguieron estando ahí, incondicionalmente ahí. El cinismo no paró, así tampoco el crecimiento de tu pelo. Nada cambió. Bueno sí, cambié yo. Por un momento me volví de cera, me volví indolente, me volví una nada y me volví un cúmulo de nudos. Pero seguí siendo el conjunto de incertidumbres, seguí siendo la de la mirada enfermizamente honesta, la que se le enreda la lengua para decir solo lo que pienso/siento y solo eso. Yo tampoco cambié tanto, pues aun hay cosas en las que creo. En mis recuerdos sobre ti, por ejemplo.  

lunes, julio 28, 2014

jueves, junio 12, 2014

Día malo, para tod@s

La ví y la idea se me vino inmediatamente a la cabeza. Viejita estúpida exhibiéndose así con los diez mil pesos en la mano. Era una tarea sencilla y yo llevaba mi cuchillo para destazar animales y armar colección de referencia en mi cartera. Pero moralmente, no era correcto amedrentar a la anciana con mi acero y quitarle miserables diez lucas. 
Aunque por otro lado, yo venía de haber desembolsado trescientos cuarenta mil pesos pagando condenadas deudas absurdas, y había visto un perro vago bañado en sarna. La humanidad ya era bastante penosa ese día. Ese día las cosas ya estaban muy como la mierda. Qué más daba, entonces?¿. 
Saqué el cuchillo rápido y se lo acerqué al cuello. No dije nada y ella no puso resistencia. Le quité los diez mil y salí corriendo, por fortuna hace un par de semanas me había comprado zapatillas nuevas y ágiles. Corrí doce cuadras con las diez lucas en la mano, luego me detuve, tomé agua, observé que nadie me seguía. Pasé al supermercado que estaba cerca, saqué otras diez lucas de mi cartera y me compré un vino caro. Tomé la micro y llegué hasta mi casa. Bebí el vino directamente de la botella, ese fue mi almuerzo. Cuando lo acabé me fui a dormir una siesta. Fue una buena siesta, esa. 

sábado, mayo 03, 2014

Y no entonces, Flaco. A propósito de Muchacha Ojos de Papel

No pues Flaco, yo no soy tu muchacha ojos de papel. Mis ojos son de venas y nervios. Son del reflejo de todo lo que miro y de cuánto pienso día a día. ¿Qué me quede hasta el alba?. Pues si te lo ofrecí tantas veces, pero tu estabas soñando algún sueño pesado como un tractor malogrado. Mis pies no son pequeños. Son comunes, a veces rasgados, a veces juguetones y casi siempre muy arrítmicos entre sí. No me pidas que no corra, no sé cómo quedarme quieta. No tengo sueños despacito, por el contrario, son estridentes y revueltos. Por lo demás en tus manos de musaraña, resulta difícil dormirse. Mi piel no es de rayón Flaquito, sino más bien de rayas, costras, poros sucios y cicatrices. Como todo y como todos.  Y ya te dije que no me pidas que no corra más, el tiempo no para. Me insulta que me pidas que no hable más, que me mandes a callar. Mi corazón no es de tiza que se borre de un pizarrón verde, tengo un corazón de sangre rojiza y venas que a ratos estallan y moretean mi cuerpo. ¿Para qué me robas un color?, si tengo miles y todos los comparto con todos (al menos eso intento). Mi voz no es de gorrión, no es fina ni armoniosa, por el contrario es carraspeada y desafinada, tal cual yo. Mis pechos no son de miel, más bien son dos pequeños y asimétricos contenedores de alimento para quizás algún día más adelante. Y para de pedirme que deje de correr, por favor. El castillo en mi vientre ya está construido, y por mis propias manitas por cierto, puedes guardar tus planos. Y no es el sol el que me hace reír o llorar, es el todo que cobija ese Sol.  Me sigues insultando, cada vez que me pides que no hable más, si para eso aprendí a hablar de corrido. Y te repito una vez más que no es necesario que me robes nada, los colores me sobran, y creo ya haberte regalado varios. 
Lo viste Flaco, evidentemente yo no soy para ser tu musa.