miércoles, julio 11, 2012

Ñaña, Mujer sabia.

Porque eres de sol, de luna, de tierra y agua (agüita perra, agüita con azúcar). Eres de todo, y para mí eres todo. Eres ese ser sin tiempo ni distancia. Todo el pasado confluye en ti (todos los pasados), y de ratos van a dar origen a otros futuros.
Pero no importa, no importa para donde vayas,  no importa nada, porque lo principal que eres, es Amor. Eres una luz eterna que no se agota (me escuchaste, que no se agota!). Eres esa flor de loto, que por varios "azahares" llamaron Azucena. La que siempre sabe (o siente, o cree, o equivoca incluso) cómo vivir, cómo caminar, cómo gritar, cómo amar. Yo si puedo decir que salir de tu costilla, de tus vértebras, de tu cerebro, tus caderas y tu corazón. Y créeme que no pude haber salido de un lugar mejor, una y mil veces volvería a salir de ahí. Una y mil veces volvería a entrar ahí. Eres eso, ese y esa que se vuelve imprescindible.
Eres como toda la cordillera de los Andes, imponente, majestuosa, bizarra, misteriosa, eterna, insondable  (insufrible) a ratos, encantadora siempre.
Al fin y al cabo eres y nada más. No dejes de ser (aunque tus huesos de enfríen) nunca!, porque no habrá otra como tu en toda esta galaxia. Y yo (Egoísta) no sabría cómo seguir sin tu esencia, Mamita.